Un poema de BELÉN ARTUÑEDO

PALABRAS

He dado por casualidad con ellas
y, desde entonces,
busco su fuerza milagrosa
no sé si en sus flaquezas de junco
o en su severidad de cañada
eternamente transitada.

Las veo levantar pesados siglos
de historia y de violencias
como si se retiraran solas a un último descanso,
capaces de pronunciar los nombres de verdugo
que penden de su cabecera,
a la espera de una voz prestada
que los decapite.

Cuando las miro,
sé que soy yo quien poco ha visto de esta vida,
persigo en sus caras mi espejo
pero me dan la espalda
y corro entonces a pedir que me descubran
la verdad que llevan.