ME DEBO
Yo me debo a una lanza que erró el blanco
y al rubor de una joven lavandera.
Me debo a la paciencia de mi abuela
y al mamuth que cayó por el barranco.
Existo por la pólvora mojada
por las bayas tempranas de aquel año
por la sonrisa triste de un extraño
y la pócima sabia de una maga.
Estoy aquí por la pata de un caballo
por las manzanas que escondí en el bosque
porque la gripe se quedó en el borde
porque el puente no pudo ser tomado.
Yo me debo al barro y los insectos
me debo al estallido de una estrella
y a la dulzura de la noche aquella.
Al baile de los átomos me debo.